Habiendo preguntado un hombre a Aristipo cuánto salario pedía por la educación de su hijo, le dijo; «Mil dracmas». Y al responderle el padre: «¡Por Heracles!, ¡qué petición tan excesiva! Por mil dracmas, en verdad, puedo comprar un esclavo». «¿Ah, sí?», le dijo Aristipo, «entonces tendrás dos esclavos, tu hijo y el que compres».
Plutarco, Moralia, Sobre la educación de los hijos, 7.